RECALADA

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Recala el mar desde sus dominio ahuyentando a las olas que, perezosamente, buscan el recodo del acantilado para solazarse de la bravura. La Punta del Viento, como así la llaman en el norte se insinúa a los que por allí pasan y se quedan contemplando los rizomas azules y blancos de sus espumas. Nada se escapa a la mirada y todo parece no tener tiempo en esos instantes donde la sabiduría natural de la naturaleza  se aproxima a la magnificencia de todo lo creado. Fondos de alga y de rocas que se estremecen al aullido del viento. Ese viento que, tocando con sus dedos la punta misma entre la realidad y su misterio fluye desde el océano como un tridente al que Neptuno jamás podrá acceder.

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