Dudo que se haya escapado del musical El Rey León o si por el contrario prefirió quedarse en aquella vitrina de la feria.  Tal vez sea esto último porque sin él mi cómoda estaría muy solitaria y triste sin su presencia. Te descubro y me miras y de esa manera eres el cómplice de mis despertares y de mis retornos a casa. Sabes escuchar a la vez que me reprendes con tu mirada, creando en mí esa duda dulce y cómplice de los momentos en los que no estás del todo satisfecho. Hoy por hoy no piensas irte a recorrer las estepas de África, ni tampoco  esos lugares encantados de esa India que un día conocí y a la aún hoy siento cercana. Sigue ahí, haciendo de juez en mis tropiezos y reservándome siempre un lugar calentito a tu lado. Gracias Wamba.