Volver la mirada en el tiempo es como revivir viejas costurmbres que a pesar de todo nos asombran y a veces hasta llegan a hacernos partícipes de esas horas suspendidas. Son muchas las etiquetas superficiales que los humanos estamos colocándonos y que nos hacen ser cada vez más ambigüos a la hora de ser tal y como en esencia somos. Incluso hemos estado tratando de borrar de nuestra historia acontecimientos y personajes que sin lugar a dudas y sin ellos habríamos no habríamos llegado donde estamos. Eliminar el pasado se está poniendo de moda y cada vez nos vamos quedando con todo aquello intranscendente y vacuo. El avance de la humanidad ha sido importantísmo pero no por eso debemos ignorar de donde venimos para llegar a saber hacia donde nos dirigimos. El Yo es el punto focal de la conciencia. El portador imprescindible de nuestra personalidad y la experiencia psicológica más fundamental que poseemos los humanos y sin embargo renegamos muchas veces de nuestros ancestros y vanagloriamos todo aquello que nos llega desde fuera. La cultura es el pilar de nuestra historia y de nuestro progreso ¿porqué eliminarla?. Es como si nos cortásemos una mano para creernos más fuertes y valerosos que los demás. Al final vamos a ser los mismos, pero diferentes, porque será como negar que hemos vivido. La savia nueva es muy importante pero sin la esencia de nuestras raíces el árbol siempre crecerá inclinado.