
¿Estamos capacitados para comprender las cosas que a menudo se nos cruzan en el camino? Comprender no es fácil pero a la ver es muy sencillo. Solo tenemos que intentar no buscar el porqué de las cosas. En algunos casos existe ese porqué y aún así nos cuesta convencernos de su respuesta porque estamos demasiado concienciados, encajonados en nuestra manera de querer ver y no de ver lo que es.¿Cuántas cosas nos perdemos por esa manera de observar sin ver? La vida está formada de instantes minúsculos que pasan desapercibidos y cuando hayan cruzado el umbral de nuestra mirada tienden a desaparecer. Una fachada que al mirarla nos traslada a algún lugar en concreto. Son tantas las cosas que rubrican esa pared blanca con sus balcones en verde y sus ventanas cerradas. Hay vida en ella y tras las cortinas hasta podríamos crear un ambiente familiar. Sus macetas colgadas nos dan la opción de creer que se ama la naturaleza y bajo de ellas las ramas redondeadas de algún arbol de la calle que acompaña el diario ir y venir de las gentes que gustan de vivir la pasión de comprender.