
Dicen que la diversidad está en el buen gusto y en ocasiones esa manera de ser nos suele condicionar frente a los demás. Cuando hay alguien que se sale de los estereotipos preestablecidos por la sociedad se le tacha de raro. Pero ¿quién es el raro? Tal vez seamos los que no aceptamos una manera de ser porque no nos interesa. Todos al unísono intentamos desfavorecer a las nuevos ideas, distintos enfoques y por supuesto todo aquello lo que nos hace vernos ridículos frente a los demás. Quizás en esas mentes diferentes se encuentren muchas de las repuestas que día a día nos hacemos y por no salirnos del guion tratamos de mirar hacia otro lado más cómodo pero mucho seguro. Almacenar ideas poniéndoles a todas el lazo de un mismo color se asemeja a caer en la voluntad de una rutina que nos irá consumiendo día a día. Hoy pocos son los que muestran su verdadera manera de vivir, sin tapujos ni vergüenzas porque si no abrimos nuevos horizontes y nos dejamos arrastrar por los vaivenes de la vida no encontraremos el puerto ideal donde aferrarnos.