
Tras la batalla mediática que hemos estado recibiendo durante estos días es el momento de pensar. pero de pensar en nosotros y no en esos políticos que se han subido al caballo de tantas mentiras arriesgadas con un solo fin, ganar unas elecciones. Por eso digo que es hora de reflexionar en nosotros, en nuestro futuro y en el las generaciones que van detrás porque lamentablemente son los más vulnerables a tanto engaño. No es lo mismo ofrecer habiendo que regalar sin tener nada. Dejarnos con una deuda sin límites es lo que llaman hoy en día progreso pero lo cierto es que se trata de todo lo contrario. Deuda y más deuda que todos querrán cobrar a pesar de lo que les cueste e irán estrangulando nuestra vida poco a poco. Hacerse amigo del enemigo es un deporte muy extendido si al final llegamos a donde queremos llegar. El enemigo nos tenderá la mano siempre y cuando saque un buen partido de ello por lo que hay que reflexionar, no en ellos (los magos políticos) sino en nosotros mismos porque a los que menos importa nuestro bienestar es a quienes menos importamos. Esta batalla por ganar las elecciones está muy falta de sentido y demasiada agresividad y nos enfrentamos a un momento muy decisivo y sumamente delicado para este país que se ha ido desangrando poco a poco y lo más lamentable, frente a nuestros ojos. Con mentiras, amenazas y todo un arsenal de inteligentes malversaciones por llegar a ganar se ha vendido hasta la educación y el respeto frente a un futuro que no es de ellos sino de las generaciones venideras que ven ese futuro inmediato el fracaso de toda una sociedad. ¿Seremos capaces de entenderlo? Hoy el panorama es muy tenso y la reacciones en esta sociedad atrapada por el miedo no dejan dudas de que hemos fracasado. Miremos por un momento a través de esa ventana mientras reflexionamos, no por ellos (los políticos) sino por nosotros mismos.