Sensación de vivir

Aquí estamos en pleno verano, con las playas llenas y los chiringuitos a rebosar. Tanto de foráneos como de visitantes intentamos llenar las maletas de sensaciones, de recuerdos y de experiencias. Los timadores se ponen las botas ofreciéndonos bebidas fresca, masajes y todo lo que deseemos. Eso si con la mano extendida tanto frente a nosotros como en el descuido de nuestro bolso. Sensación de vivir, apretujarnos y enfrentarnos a todos aquellos que hacen de la playa una reserva desde el comienzo del día procurándose primera línea de playa y las mejores vistas. Pero todo eso nos gusta porque lo venimos haciendo desde que íbamos toda la familia la la playa y nos conocíamos todos. Hoy la cosa es bien distinta. Después de embargarnos hasta el tuétano con el alquiler de la casita o del apartamento estamos muy reducidos a la hora de comer y de disfrutar. Todo vale, aunque estemos el mes comiendo basura y poniéndonos fondones. Pero a eso hemos venido sin escatimar nada porque hay que ir de vacaciones a toda costa. Después vendrán los arrepentimientos a la hora de enfrentarnos a la realidad que hemos dejado haciendo la siesta en nuestra ciudad y que por desgracia nos espera. Sensación de vivir es lo que hoy llamamos operación salida de veraneo, sin importarnos ese futuro inmediato que nos acecha, y como la vida es un carnaval seguiremos haciendo oídos sordos. Eso no es vivir, eso es ser ignorantes.

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