Directo al corazón

El tiempo no hallará esos motivos por los cuales un ser humano es capaz de cometer ese acto terrorista contra la naturaleza.La bala certera que atravesó el corazón de los tinerfeños la noche del 15 de agosto fue la más cruel de todas. Sus montes ardían estremeciéndose frente a la impotencia de un sin vivir por salvar ese patrimonio natural que nos hace únicos. La angustia y la desazón no podían entender la maldad oculta de ese crimen contra nuestros montes, nuestras cosechas y nuestros recuerdos.

Somos testigos de esa desidia por el cuidado de nuestro entorno natural. No distinguimos la diversión del mal uso de papeleras, caminos y respeto por todo aquello que nos hace únicos. Creemos que porque es nuestro podemos hacer con ello lo que nos plazca y con dicho comportamiento irracional y mezquino los únicos perjudicados somos nosotros. Directo al corazón de Tenerife hicieron brotar muchas lágrimas de desesperación, de rabia y de tristeza al contemplar el espectáculo dantesco bajo el tórrido cielo de agosto. No somos conscientes y ante esa aburrida conciencia que hoy impera en el mundo nos convertimos en expectantes de todo aquello que se nos impone y se nos condiciona. «Podemos resistir la leyes humanas pero no las leyes de la naturaleza» (Julio Verne). La humanidad lo ha olvidado.

Deja un comentario