
¿Si cabe para qué? ¿Para doblegar la voluntad de las personas? ¿Para amordazar al pueblo cuando las vergüenzas personales salen al exterior? Yo como tantos queremos o desearíamos tener la respuesta a muchas cosas. ¿Es que la intimidad de unos vale mucho más que la de otros? Hemos asistido a una burla soterrada que desde hace mucho tiempo se venía gestando. Hoy somos mucho más vulnerables que hace unos meses porque nuestra dignidad está cada vez más maltrecha y sin embargo el silencio y la inacción sigue siendo nuestro estandarte. Nadie es humillado si uno no se deja humillar porque la voluntad es nuestra arma y para algo la tenemos. «Con más fuerza si cabe trataré de salir fortalecido, mi poder traspasara continentes y pasaré a la historia como un salvador » (el cinismo). Quizás ese es el fundamento de tanta rabia contenida. Como un ancla asida a la vida, al progreso, a la humana voluntad de las personas que observan y sienten lástima por ellos, debemos encauzar nuestras miradas a esa unión para que nada fragmente nuestro futuro ni quiebre nuestras esperanzas. Ese ancla que hoy se rodea de vendavales inciertos, atormentados y temerosos de que la verdad emerja sin condiciones ni lastres porque no hay lugar para la ira ni ventajas para la destrucción en favor de uno mismo. Pobres los que creen en un poder que se quiebra con el sol y se congela con la venganza.