
Imágenes que han quedado grabadas en mi retina de un verano especial. Aprovechar los días y sus momentos para engarzar enseñanzas vividas, reflexiones encuadernadas y lo más importante hacer reválida de hasta dónde hemos sido capaces de llegar. Los caseríos ya cierran sus ventanas y los puentes sobre los ríos abren sus corrientes entre la vegetación y el cielo. ¡Cuánto quedará de todo esto con el paso del tiempo! Con la convulsión meteorológica que el planeta sufre y a todos nos asombra. Al volver la esquina nada será lo mismo aunque observemos la misma casa o el mismo río. El mismo cielo y también la misma montaña. La luna de hoy ya no es la misma de ayer porque el ciclo de la vida lleva su marcha y nada puede detenerlo. Octubre se ha presentado hoy en nuestras casas y sus lunas limpias sus zapatos para llegar a su cita en cada ciclo y sobre nuestro cielo. Los cometas apenas se dejan ver porque el humo ciega sus ojos creando una barrera entre el hombre y el universo. ¿Cómo será el mañana? Apenas tenemos certeza de ello aunque sigamos esperanzados de que ocurra. Lo demás continuará siendo visible para aquellos que encuentran la estrella polar sin problemas. Otros se contentarán observando el ir y venir de la vida sin nada que les haga emocionarse.