El arte de saber esperar

Todo llega en su momento. Todo viene cuando estamos maduros. Todo llega cuando lo merecemos. La existencia está involucrada en este proceso y aunque no nos demos cuenta ansiamos que todo suceda al instante y eso no es así. Las nieves, los huracanes, las sequías y también las noches y los días. «Sin barro no crece el loto» y sin sol los girasoles no sacan sus caras y miran al cielo. Si no me crees mira. El otoño ha llegado y las altas montañas sacan sus blancas capas. Las hojas inundan las calles con sus variopintos colores dejando que nuestras pisadas suenen al son de sus melancólicas presencias. Es el viaje que comienza en ningún lugar y no tiene destino. Cada año diferente porque la vida no se repite, evoluciona con un nuevo rostro pero sin dejar de ser vida.

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