Tarde calma

Mientras la tarde cae en su calma complaciente de un mes de noviembre juguetón y despistado, el aroma a mediterráneo se escurre por nuestra piel trayendo aromas imborrables. Tarde calma a orillas de la Costa Brava que reúne todos las pinceladas de un sol de muchos lienzos y de muy pocas palabras, porque la belleza ya lo dice todo. Fiel reflejo de un viaje y también de un retorno a la sabia paciencia de los recuerdos enmarcados. Frente a ese mar podría estar horas y horas sin detener esa incesante búsqueda de lo que un día fue y ahora nos muestra su legado. ¿Qué sería del mundo si todas esas tardes calmas confluyeran en el deseo mismo de un volver a vivir? Pienso que tal vez muchos los problemas que hoy nos amenazan se verían mitigados al observar tanta belleza en el espejo de ese mar que espera, condiciona y hasta nos incita a regresar.

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