Tiempos

El tiempo lo mide todo. Aunque apenas apreciamos ya su capacidad porque se ha perdido el respeto al tiempo. Al de las personas, al de los acontecimientos y a todo aquello que nos marque unas pautas ajenas a nuestras decisiones. No hay valor hacia las cosas y hacia todo aquello que el tiempo nos ha dado porque no somos capaces de buscar su significado y su meta. Tampoco se respeta el tiempo de las personas, aunque sean ellas las que en primera medida nos proporcionan el espíritu del tiempo. Nos negamos a que el tiempo lleve las riendas de nuestra vida y deseamos estar siempre maravillosos pero en esa maravilla que se denomina existencia están instaladas las doctrinas del tiempo. Según la astrología existen millones de caminos en las galaxias donde se escriben nuestros tiempos. Nuestra hora de nacimiento, lugar, ascendentes y formas diversas de catalogar en lo que nos vamos convirtiendo tras nuestra irrupción en el mundo. Nadie es igual pero todo nos parecemos porque la vida es una y los canales de trasmisión siempre se cruzan. Dejemos de recordarle al tiempo cual es su papel. Él mejor que nadie lo sabe y ni la ciencia es capaz de contradecirle. Podrá engañarle con artificios lucrativos para muchos, pero nunca sustituirle porque el tiempo está compuesto de algo inalcanzable para el hombre, su libertad para actuar.

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