Escucha

Escucha…haciendo partícipes a los demás de las palabras del mar. Del resurgir de las olas y del palpitar de la brisa. Vacío. Sonriendo, el vacío asiente con su enorme belleza. Vacío, espacio frente a mí. No renuncio a él y a sus experiencias. El trato diario del vacío es dejarse instruir por el vacío. Escucho ese silencio al que vuelvo, a ese lugar conocido de siempre y que por muchas primaveras que se fragüen frente a mis ojos siempre descubriré ese destello único de lo no descubierto. Esa compañía de algo envolvente donde todo se ha dicho. Al otro lado del mar se oirán mis palabras, por muy lejos que esté porque nuestra existencia está involucrada en este proceso. Es paciencia perfecta. No anticipa ni retarda, simplemente deja suceder.

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