
Sin embargo todo tiene su explicación. Cuando cuestionamos lo que no nos gusta es sin lugar a dudas porque estamos huyendo de nuestros propios miedo. El eje de la bicicleta gira y gira sin parar porque trata de esquivar al viento que se cuela a través de sus varillas mordiendo esa huida del tiempo, la lejanía y el camino. No estamos preparados para que la verdad salga a nuestro encuentro ni tampoco la mentira porque en el rodar se escapan muchas de nuestras decisiones. Nada es lo que parece y sin embargo ese velo que revela nos muestra claramente que estamos huyendo de la verdad, de nuestras palabras y de nuestros actos por mucho maquillaje que pongamos en nuestras explicaciones. Nada es lo que parece porque estamos cansados de repetir la misma sinfonía del entresijo y la manipulación. Cuando la verdad existe nada puede hacerla cambiar ya que siempre saldrá a nuestro encuentro. Entre palabras y gestos se tejen muchos diarios. Textos inacabados que jamás se concluyen. Burlas gigantescas de una condición humana que apesta y concluye siempre con la misma palabra «bulo». Los bulos se alimentan principalmente de la falta de información y del engaño consecuente a tantos despropósitos que a la larga ya caminan solos por senderos desnortados en busca de alguien que les preste atención. Por eso yo pregunto a la sociedad «Si quieres alcanzar la grandeza deja de pedir permiso». Da un paso adelante y camina al unísono de las ruedas de la bicicleta. Deja fluir el aire entre sus varillas y no descuides los márgenes de tu camino.