
Volver la mirada atrás muchas veces es necesario porque se nos brinda la oportunidad de resarcirnos de muchos momentos vividos y otros tantos que nunca debimos de olvidar. Las abuelas, ese mástil que sostiene a una generación y aquellos que tuvimos la suerte de compartir con ellas muchos de esos momentos nos hace ver la vida de distinta manera. Ellas ven el mundo de diferente forma por que es el mundo el que se refleja en cada uno de esos instantes juntos a los nietos. Ven al mundo tal y como es, pero desde la experiencia adquirida durante muchos años. No se valora suficientemente la figura de esa abuela que lo da todo y que por diferentes circunstancias los padres no pueden hacerse cargo. No están para ser explotadas sino para ser compartidas en esa relación familiar que tanto cuesta a veces conseguir y que no apreciamos el valor que tiene en la educación del ser humano. En esa manera de mirar al mundo que las distingue de todos los demás miembros de una misma familia. En esa forma de creer en cada uno de nosotros porque a ellas jamás podemos engañar. La cuestión es bien sencilla. Valoramos realmente su presencia entre nosotros? Me gustaría pensar que sí.