
No hay nada como unos buenos vecinos. Una lotería de la que nadie escapa y por la que todos nos jugamos las cartas y también los cuartos. Vivir tranquilo es algo fundamente y acertar con el lugar perfecto para establecer nuestra residencia es tarea algo complicada. Hoy en día esto se ha hecho viral porque el respeto de los vecinos deja bastante que desear. Los hay muy escandalosos que nos hacen partícipes de sus disputas a todas horas. Limpios, educados y respetuosos es algo que cuesta mucho encontrar. Cuando conocí a mis vecinos ya intuí que íbamos a ser muy buenos amigos. Pendientes de mis salidas y mis entradas pero siempre procurando pasar inadvertidos. Aprovechando el cálido sol de otoño se pasan largas horas contemplando al mundo. Un mundo que nada tiene que ver con ellos y sin embargo ellos forman parte de nuestro entorno.