La vida es ese viaje que todos vamos trazando paso a paso. La vejez deberíamos verla como una etapa floreciente y llena de sabiduría porque son nuestros mayores los artífices de lo que somos, hemos vivido y también hemos creado. Pero quizás nos estamos olvidado de una parte muy importante, el de conservarla, respetarla y valorarla. Estamos actuado como máquinas explotadoras de nuestros mayores haciendo de ellos el comodín para nuestras penurias . Gran parte de los hogares vive a costa de sus pensiones. En las residencias solo quedan aquellos que, por un alto estado social pueden permitirlo. Aún a sabiendas de que las pensiones son bajísimas, muchas familias intentan mantener a toda la familia. Carencias muchas y atenciones pocas. Ese es el balance con el que se encuentra una sociedad a la que se sobrecargado de impuestos, delimitaciones y se le ha restado la ilusión de ver crecer y salir adelante a sus hijos. La falta de sincronización, junto al respeto por la dignidad humana en todos los ámbitos está pudriendo a la sociedad de forma indiscriminada. Hacen falta muchos gobiernos sensatos, pero más aún hacen falta cerebros sensibles, elocuentes, pensantes y sobre todo humanos para hacer frente a este conflicto que atraviesa la humanidad. Razones miles, respuestas por ahora casi ninguna, pues si alguien trata de “hacer” la manta de palos la tiene asegurada.