Hablar, cuestionar, despreciar son síntomas de malestar por algo . Más aún a sabiendas de que no los creíamos capaces de hacer nada por sí solos. La arrogancia es un mal bastante extendido entre la clase política y solo lleva al desastre. Después de infravalorar una acción hecha en beneficio de la sociedad sea cual fuere para desbloquear una situación que nos está minando a nivel económico, social, burocrático etc. Pregunto: ¿somos capaces de hacerlo nosotros? Aunque el primer paso nos parezca ínfimo, desastroso, chapucero sin lugar a dudas es el primer paso y la vida comienza así. No podemos llegar al segundo sin haber realizado el primero, en todas las cosas y en todos los estamentos. La primera semilla es la que dará continuidad al campo y si todos nos mantenemos en ese pedestal de las críticas, las ofensas y las burlas no vamos a conseguir nada. Estamos frente a un desafío que solo aquellos que tengan un ápice de buena razón política sabrán apreciar. Los demás afirmarán la respuesta que muchos sabemos; “aquí no se trabaja por el país sino para sacar tajada del país”. La tontería de unos y el poco rejo de los demás me hacen concluir con la mítica frase del escritor Lope de Vega: Como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.