Todos nos enorgullecemos hablando de nuestra predisposición a la hora de acoger a esas personas que huyendo de ese inframundo al que les ha condicionado la guerra o la precariedad en la subsistencia, llaman a nuestra puerta en busca de refugio. Paseando por la Playa de las Canteras, en la ciudad de la Palmas de Gran Canaria nos encontramos con ese apunte que una vez más nos alerta y nos hace tomar conciencia de tremendo problema del siglo 21. De las manos habilidosas de unos artistas de la arena nos topamos de frente con la tragedia humana que está trayendo de cabeza a Europa y que muy pocos se están mojando en ello. Amenazas para que se cumplan unos convenios no nos llevan a nada. Solo es cuestión de ser para aquellos que nos solicitan y que por desgracia nos ponen trabas a la hora de demostrar esa ayuda que se ofrece sin condiciones.