Viajar es un deporte muy placentero siempre y cuando estructuremos bien nuestro destino. Saber seleccionar el tipo de viaje que más nos conviene es algo a tener en cuenta para evitarnos sobresaltos y malos tragos. Por muy cómodas que nos parezcan las condiciones que se nos ofrecen tenemos que tener en cuenta si dichas condiciones de comodidad, modernidad y esplendor casan con nuestra idea de pasar unos días de asueto, de aventura o de esparcimiento. Ese regalo para el cuerpo que ahora tiene tan manida la frase “tengo que desconectar” ya que en muchísimos casos no desconectamos ni el móvil de nuestra oreja ni el PC de nuestras manos. Viajar por placer es bien distinto a viajar por trabajo y cuando uno empeña su plata en un crucero a través del mundo debe tener bien claro que se trata de un viaje diferente del que podremos saciarnos de sensaciones y aprendizajes que siempre quedarán marcados en nuestra vida.