Saber absorber toda la fuerza que el paisaje nos regala es una tarea no apta para quienes no llegan a quedar extasiados con tanta magnificencia. Entre senderos de lava, bajo gigantescas rocas que emergen cual torres de piedra en un paisaje de enorme delicadeza se llega sentir lo inexistente en un mundo real y sin cortapisas, resquemores y burocracia. Todo esta libre como el aire que revolotea nuestros cabellos bajo el sol de la mañana. Y tampoco nada se escapa en este arpegio de luz y sonido, de tierra y de paisaje, de vida y de expansión. Diferentes pinceladas de un artista universal que sabe crear cada instante distinto y cada mundo único, como el que nos ofrece el Parque Nacional del Teide en el mes de Mayo.
Los tajinastes elevan sus cuellos hacia el cielo para culminar este lienzo en el que el ser humano es su principal admirador.