No voy a comenzar cantando la canción pero si que me resulta un tanto beneficioso insertar esta imagen captada el paso fin de semana en la costa de Radazul, sur de Tenerife. Una tarde que apetecía el baño aunque todavía el agua estaba fría. Pero lo importante de todo esto es que la paz del paisaje invitaba también a relajar nuestra mirada en el profundo azul, tan solo salpicado de alguna ola pequeña o de alguna moto de agua que surcaba de la do a lado a toda velocidad. Y es que los domingos son para eso, para disfrutarlos. No para devanarse los cascos pensando en el comienzo de semana y lo que es peor aún decidir por quien nos decantaremos a la hora de votar el 26 J. Pero merece la pena absorber este bucólico paisaje con el sol ya a cuestas después de un día radiante y perderte en esa inmensidad de calma placentera al cobijo de las montañas. Lo demás ya nos vendrá por añadidura.