Mario no necesita ir al gimnasio porque le gusta caminar. En sus ratos de descanso suele llevar la iniciativa ( con sus compañeros de paseo solamente) y les saca gran ventaja. ¡Ay si para todo fueses lo mismo de lanzado! Y es que en el sillón se nos escapan muchas cosas de las que suceden a nuestro alrededor y después van y se forma el belén. En el mundo existen muchos Marios pero como este ninguno. Hay que saber hacer las cosas y no creerse el afortunado para todo. Hoy esto y mañana lo otro te están volviendo loca la cabeza y tú sin reaccionar. Como bien dices «el camino empieza con el primer paso» pero es que tu llevas siempre dos o tres pasos por delante de tus compañeros porque te crees el mejor. ¿Cuantas aventurillas más nos tienes preparadas aún? Eres incansable y único para salir de los entramados en los que te metes. Eso sí los compinches que están a tu alrededor se merecen una medalla por saber marear bien la perdíz. Lo que resulta de todo esto es que los Mario como tu pasan a la historia no demasiado bien favorecidos, hay que reconocerlo.