La vida es una perpetua pugna de muy escaso sentido. En ese estado de no estar vestido las armas se deshacen y las ideas se crean haciendo un pentagrama con nuestra inteligencia aflorando valores que jamás descubrimos bajo la vestimenta. Mostrase tal y como se es corre un peligro inmenso ya que todos no ven lo mismo ni tampoco saben hilvanar el entrama de un mensaje tan sutil y verdadero como es lo natural. Si adornos ni conjeturas estamos siempre mirando aquello que salta a la vista pero no nos lanzamos a descubrir lo que no está visible y hay que suponerlo. La magia de la interpretación tiene un mensaje en esa observación pura y coherente que es el saber mirar pero sobre todo y lo más importante es saber «ver».