Ese loco viajante que susurra con la brisa y roza nuestra cara con ternura. Entre el olor a sal y bravura enigmática nos confunde a la vez que nos incita a explorarle y descubrir con él nuevos caminos. El primer paso es el comienzo de un todo que a veces nos resulta imposible encontrar, pero que está ahí, solapado con nuestros miedos y nuestras ansiedades. No le comprendemos, pero existe. La experiencia más hermosa es la de lo misterioso. Esa es la verdadera fuente de todo arte y de toda ciencia. En nuestra apertura a nuevas experiencias es creer totalmente en ti mismo ya que la naturaleza posee infinitas posibilidades, implicándonos a abandonar totalmente la noción de que es mejor tolerar lo que nos es familiar que trabajar para cambiarlo porque ese cambio está cargado de inseguridades. Poseemos una fuerza innata que muchos casi ni descubrimos. Solamente cuando el camino se abre frente a nosotros tenemos una decisión que tomar. Igual que el mar, ese peregrino que nos cautiva a la vez que nos complace con su hermosa presencia. ¿Dónde esta el horizonte? quizás ya muchos estemos llegando a él y no nos hayamos dado cuenta, pero vale la pena intentarlo.