Quizás todo nos lleve a la misma conclusión y esperemos que al final se vea esa clara visión que nos reconduzca a la salida. Hasta ahora nos perdemos por esa falta de información verídica que siempre está colgada de las manecillas del reloj y que nos presagian un futuro incierto. España se ha vuelto gris por ya nada es lo que parece. Como un espectáculo de magia negra estamos construyendo una opereta sarcástica donde ya nadie sabe quien es, pero todos quieren serlo. ¿Qué sucede entonces? Igual que Ulises fue seducido por el canto de las sirenas aquellos que se disputan un escaño, una cartera, una alcaldía van a por todas a los sones de seguir manipulando la confianza de las personas. Seguir un mismo camino es retroceder, porque el final puede estar en alguna de las confluencias y solo que hay que saber descubrirlas, no sumergirse en la desidia, la monotonía o esa circunstancia que por desgracia lleva al hombre a su fracaso y que nunca estamos dispuestos a gestionar; el camino hacia sí mismo. En este estadio somos capaces de ver mucho más allá de lo que nuestros ojos no muestran y si no profundizamos en nuestros errores jamás llegaremos a descubrir nuestras virtudes. La ventana abierta está al otro lado de la calle solo hay que saber abrir su cerradura.