Ego

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La preocupación incesante de creerse el mejor, de tener siempre que estar en todas parte y de separarse de los demás individuos es lo que lleva a muchos a construirse un pedestal de arenas movedizas. Porque nada es menos importante y a todos en alguna ocasión nos arrebatan ese «ego» haciéndonos ver lo vulnerables que somos. Las auroras boreales se sientes contempladas en medio de la negra noche con las diosas  del universos. Pero no son las únicas que parpadean sobre el lienzo de la bóveda celestial. Los diminutos puntos de luz que se abren en ella configuran numerosas constelaciones que podrían llegar a ser más espectaculares que estas.  El hombre en su sabia creencia de verse como el mejor, es solo un punto de luz en medio de la grandiosidad del firmamento. No vale la pena creerse cosas que ni tan siquiera somos capaces de digerir por nosotros mismos.

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