Alma grande. Término sáncrito formado de dos palabras «Maha» que significa grande y «Atma» que significa alma. Se popularizó en la literatura teofísica durante el siglo XIX cuando Helena Blavasky alego en sus trabajos que sus maestros residían en el Tibet. Hoy en día son muchos los que profundizan con esas enseñanzas que muy rara vez nos llegan a decepcionar por la transparencia de sus mensajes y la enorme profundidad de sus palabras. Reflexiones de la vida y para la vida. No para otra cosa por la vida es la única respuesta del Ser para con ella misma. Todos tenemos algo que ver con dicha condición porque más allá de nuestras palabras esta ese todo inamovible que genera nuestro avance aunque no lo sintamos ni lo veamos, pero está. » No existe viento favorable para el navegante que no tiene donde ir». «Una sencilla hoja se vuelve amarilla sin el consentimiento del árbol». «Nada es más suave y al mismo tiempo más fuerte que el agua que fluye firme y lentamente con la sabiduría de tener el mismo destino del hombre; seguir adelante». Existen almas grandes siempre a pesar de que no las descubramos. No necesariamente hay que estar sumidos en ese receptáculo que nos aísla del mundo. Los «Mahatma» de nuestros días están ahí pasando desapercibidos.