Savia nueva que recorre la parra para enaltecer ese regalo que nos proporciona el vino. Atentos y minuciosos los vendimiadores han pasado jornadas sin descanso para que todo llegue a culminar en la buena cosecha. Nadie es ajeno a ese día a día que bajo el cielo de Canarias (Perdoma alta La Orotava) ven mimar a sus retoños para que a sí nada pueda perturbar esa gestación de vida. Dedicación plena y amor por la tierra y sus frutos es lo que irá asociado a esa etiqueta que la hará ser conocido en las mesas. Ya las bodegas están reposando la miel de esa vid que ha sido dorada por el sol y amada por quienes han dedicado esfuerzo y cariño.
Colores de otoño y aromas de un invierno incipiente que se consagra frente a nosotros en esa misma belleza que el día para con la noche. Tras las madrugadas los campos se recuestan esperando que los corchos de las barricas estallen en sabor y el buen hacer de sus cosechadores siga con la misma ilusión en años venideros. (Imágenes cedida por Maria Y.)