
La historia de la humanidad podria describirse como un viaje de la incosnciencia a la consciencia consciente o percepción consciente del «si-mismo».Pero ¿qué es» ese estado de la mente que nos permite darnos cuenta de nuestra propia existencia de la del resto del mundo y de todas las cosas? Gracias a ella pensamos, valoramos, resolvemos y tomamos decisiones. Y en ese estado íntimo y personal podemos sentir nuestra propia conciencia y no la de los demás. Hablamos con mucha ligereza y no pensamos el daño y la preocupación que podemos producir en los otros. Usamos el poder con tanta ligereza que no nos damos cuena de que las palabras no tienen marcha atrás y cuando las pronunciamos ese daño está hecho. Esa capacidad de alguien para influir en el comportamiento de otras personas es un arma de doble fino ya que según lo utilicemos marcará para bien o para mal nuestra situación ahora y en el futuro. A diferencia de autoriadad el poder es una capacidad y la autoridad es una habilidad. Muchos confunden ambos términos usando el poder como engaño habilidoso para lograr unos fines no demasiado transparentes. La capacidad del lider que asume esa autoridad y que por desgracia hoy no los hay. Faltan personas capaces de establecer ese armónico y atrayente compromiso que con la unión de todos sea capaz de establer unos límites entre el engaño y la obsesión. Muchos de esos motivos por los que las personas se sienten coaccionados, manipulados y lo que es más grave engañados. Muchos de nuestros mandatarios deberían tener bien claro que la utoridad y el liderago no se imponen, se ganan. Buscar palabras retóricas, afirmaciones hirientes son los dardos envenenados de esta sociedad que no se involucra, sólo asiente.