
¿Quién le iba a decir a España que iba a ser la abanderada en éste conflicto?. Si nos paramos a pensar muchos ya nos esperábamos una decisión así por cómo anda el percal. Otros sin embargo no dicen ni una cosa ni la otra. Como siempre el síndrome plebeyo que tanto nos caracteriza. De no querer saber nada tí a hacer negocios juntos es lo que hemos visto a escasas horas de que los dos presidentes, Biden y Sánchez, se hicieran una llamadita. La jugada es perfecta y si queremos que todos queden contentos con nosotros hablamos con la ministra Robles y ésta tiende el puente para que no se monte el Belén. Todo con tal de salvar lo poco que queda por salvar de esta España a merced de las olas y también de las alas de aquellos que quieren luchar contra el cambio climático y en lugar de coger el tren prefieren desplazarse en avión. Un saco repleto de sinsentídos y de malas prácticas y que ya no nos respeta casi nadie. ¿Hasta cuándo tendrá España que recibir y repartir a tanta gente que por tierra, mar y aire, se han empeñado en que nuestro país es el mejor? Sin lugar a dudas ésto va para largo ya que en Canarias suma y sigue con las llegadas de pateras desde hace bastante tiempo y la solución aún está por llegar. Todo hace presagiar que vamos a tener para rato momentos como estos en los que España siempre está abierta para todos pero condenada al hundimiento para las propios españoles. Una maravillosa jugada que apenas nos hemos dado cuenta de ella y sin embargo yo me pregunto: ¿dónde está el resto de Europa? Como siempre reinará el silencio y las grandes potencias se coronarán con laureles.