
Nikola Tesla fué el más grande inventor del siglo XX. El hombre que procuró hacer más fácil la vida a las personas nació en Croacia el 10 de julio del año 1856. «La ciencia no es más que perversión en sí misma, a menos que tenga como objetivo último mejorar la humanidad». Dos genios en contínuo enfrentamiento, por un lado Edison que era partidario de la corriente continua y Tesla de la corriente alterna. El hombre que se opuso a las normas establecidas y que vivió en un mundo que aún no estaba preparado para sus inventos. Visionó el modo en que la energía pudiera llegar a todo el mundo fué el propósito que le acompañó toda su vida. La Humanidad debería reconocerle mucho más de lo que se ha hecho. La tecnología de bolsillo o los actuales smartphone cien años antes de ser conocidos. También se adentro en la tecnología móvil que hoy forma parte importante de nuestra existencia y sin ella no somos capaces de vivir. Los drones actuales que ya por el año 1898 nos hizo la demostración oportuna de aquellos «autómatas sin cables» controlados de forma remota. También vaticinó vuelos de Londres a Nueva York en pocas horas. Y bien poco sabemos de todo ello porque nos centramos únicamente en lo que descubrimos sin valorar el trabajo y el orígen de aquellos sabios locos que ahora deberíamos reverenciar. También tuvo alusión a la mujer, el empoderamiento de la mujer en un mundo de hombres. Los quebraderos de cabeza de las naciones hoy pasan por contener la respiración frente a la manipulacón de quienes tiene poder exclusivo de mercado sin un ápice de ser capaces de crear esa red mundial de beneficios para toda la humanidad. Vivimos momentos de incertidumbre porque estamos obcecados con ese control sobre la vida y nos dirigimos al caos. El sol es el resorte que lo maneja todo, preserva la vida en el planeta y la alimenta. Vemos venir nuestro fracaso y corremos para salvar lo que hasta ahora aún conservamos. Buscamos refugio en la promesas de quienes nos compran la ilusión pero nos vamos quedando cada vez más a oscuras.
