Al otro lado del mar

Fluir no significa sentarse y ver pasar la vida. Es esperar a que lleguen las oportunidades. Creemos que podemos adelantarnos al mañana y lo que ocurre es que perdemos el presente. Para mí existe algo fundamental en la vida de las personas «el arte de saber esperar», solamente que le hacemos muy poco caso. Comprender a uno mismo requiere paciencia, y no es únicamente la madre de la ciencia como bien dice el refrán, sino que es comprenderse uno mismo. Nuestra existencia está involucrada en este proceso. La paciencia es perfecta, no anticipa ni retrasa, simplemente deja suceder. Al otro lado del mar podrían estar escritas las más bonitas historias en las que la paciencia y la fe se abrazan. Cuando te aferras a la vida y luchas por encontrar ese estadio de ilusión y esperanza comprendes la conexión entre el pensamiento y la acción. El mar permaneció tranquilo y miró a un sol cansado pero feliz. Convertido en el tenue vestigio de una nube el renacer de la vida se escribía nuevamente bajo las estrellas. A la memoria de Joaquín.

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