
Cuando de verdad deseamos hacer camino nada nos lo impide. Unos nacen y otros mueren y lo importante es vivir. Muchos marcan con sus huellas mientras que otros aprovechan las huellas de los que marcharon para enaltecer sus miserias. A nadie engañan y solamente a ellos de que no es verdad. Y esa verdad le hace curvar la espalda, demacrar el rostro y decir estupideces cada vez que abren la boca. Pero eso no es hacer camino, eso es ser miserables. La vanidad envuelve los malos propósitos y les hace tropezar, cuando esa verdad justiciera se les coloca frente a su cara. Hacer camino como tantos que dedican sus ratos de ocio a caminar por sendas de tierra y comunidad. Los que realmente saben saborear el placer de sentir y hacer sentir sus emociones a quienes les acompañan o a la soledad placentera del que tiene conciencia de vivir.