
La naturaleza es nuestra razón de vida.
Obras son amores y no buenas razones, hablar mucho y hacer poco es algo habitual. Nos vanagloriamos de saber hacerlo todo y no es cierto. Siempre acaba por aparecer un minúsculo contratiempo que nos hace caer con todo el equipo. Pero si nos centrásemos más en ese equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, su resultado siempre connotaría belleza. Armonía, palabra derivada del griego que significa «acuerdo» tendríamos un lienzo de posibilidades de errar lo menos posible. Encontrar el punto idóneo entre lo que hacemos y lo que realmente es. ¡Cuántas veces hemos querido emular grandes victoria y al final nos hemos visto derrotados en la primera! Hacer balance de nuestras posibilidades nos allana el camino hacia ese punto al que queremos llegar. Unas veces nos costará más, pero ahí también radica el placer del esfuerzo. No todos somos capaces de sopesar ambas partes de la balanza. Nos empeñamos en cosas inalcanzables y a la larga terminamos por aburrirnos en el intento. Seamos más flexibles, más sinceros con nosotros mismos. Creemos una industria en armonía con la vida, el entorno, la naturaleza. Un ecosistema basado en la armonía entre comunidades y entre colores.