La modificación de la luz en la superficie de los cuerpos nos sumerge en el carácter peculiar o aparente de una cosa. Estamos acostumbrados a ver lo tenemos enfrente, pero quizás no nos detenemos en esa sincronía de matices que conforman todo un lienzo o tapiz, natural o no. Se ha dicho muchas veces que el color es la metafísica del pintor pero también es la paleta de la naturaleza sobre la cual el pintor vuela con su creatividad. Desmenuzar todos los puntos de luz que emergen de ésta imagen de la tierra volcánica en las inmediaciones del Teide, es como adentrarse en un mundo maravilloso en el que la armonía de todos ellos funciona bien junta y se hace perceptible a los sentidos.