Ni los muros de contención son ya propicios para tratar de encauzar el rumbo de un país cuando todas sus fuerzas políticas se han convertido en mercadillos del tres al cuarto y en creadores de una confusión que está llevando al estado a estadios no aconsejables. Nada en común tienen aquellos que solo miran para sus formaciones dejando de lado el bien estar de los ciudadanos. Por mucho que la palabra “ciudadanía” viaje por las redes sociales, se le está dando la importancia que tiene. Crítico es el estado en el que se está sumergiendo todo el país y poco probable que esta situación se enderece a no ser con unas nuevas elecciones. Perjudicados todos, porque a la larga los que padeceremos los ajustes y desajustes del gobierno que presida la nación siempre recaerá el peso sobre los ciudadanos de a pie. Valentía y honorabilidad falta a puñados. Cuando todo se desvanece, cuando las comparecencias son únicamente para atemorizar o sacar los trapos sucios del otro nada bueno se puede sacar de todo esto. Crítico panorama se vislumbra a la sazón de no saber o más bien diría yo no querer hacer bien las cosas. Los grandes varones caen como figuras de chocolate frente al polvorín que se cuela por esos grupos sociales que también desean ser escuchados. ¡No debemos pintar al lobo tan fiero antes de conocerlo! Podría ser que en medio de la contienda sea el más listo el que se lleve el poder. Oídos atentos señores.