Estamos en época de vacaciones y los pequeños cargan con sus mochilas repletas de ideas que han ido fraguando a lo largo del inviernos. Algunos escaparán a esos campamentos donde la naturaleza y el compañerismo se hermanan, otros lo harán con familiares y amigos. Un buen mapa y toda la ilusión del mundo nos pueden hacer vivir aventuras extraordinarias y aprender que existe algo más allá de la puerta de nuestra casa o del pupitre de la escuela. Cualquier tiempo para vivir es bueno siempre y cuando lo organicemos adecuadamente, de lo contrario podemos pasar momentos desagradables. Si no conocemos la zona a conquistar siempre tenemos que estar con un adulto preparado para cualquier contingencia. Pero a veces los chicos son mucho más prudentes que los mayores. Días de esparcimiento y diversión a la orilla del mar, en el monte o en el pueblo de los abuelos, donde tantas cosas tendremos que contar a nuestros compañeros y desde donde, sin darnos cuenta de ello, se irá modelando nuestra forma de ser.