Una ventana natural es como el lienzo del pintor que atrapa. Un sinfín de matices y de sensaciones que se tornan en polícromos destellos ante nuestros ojos. La mirada del águila acecha frente la magnitud de un paisaje encuadrado en la retina del que observa. Solo que ahora nos toca descifrar su misterioso mensaje. ¿Realmente será el ojo del águila que acecha o una cámara indiscreta que sucumbe la aventura y llega hasta el final del camino para plasmar el momento? Cada cual que lo interprete según le convenga. Yo ya he cumplido.