Aunque lo parezca. Cada día la sociedad está más aislada y nos encerramos en nuestras vidas haciendo del espacio exterior solo un escenario para el trabajo y el estrés. Nadie conoce a nadie y solamente preferimos hablar por la navegación virtual donde todo parece bonito y los defectos no existen. Pero cuidado que en ese mundo de las apariencias se esconde un submundo de agentes nocivos para nuestro bienestar social, familiar personal. No buscamos la seguridad nos lanzamos al abismo y las consecuencias pueden se devastadoras. El que vive puerta con puerta con nosotros es un extraño y el que nos envía e-mails todas las noches podría ser el virus que acecha y sorprende. Podremos hacernos con las medidas de seguridad más sofisticadas pero jamás «estamos solos» Cuidado ¡mucho cuidado!