SUSURROS EN LA BAHÍA

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«La belleza de las cosas reside en el corazón de quien las mira» Y la luna nos miró aquella fría tarde de noviembre. Como si de una perla que se hubiera caído del collar de la se balanceaba fresca y arrogante entre los mástiles de los veleros. Nadie puede negar la sencillez de su mirada, nada puede copiar la belleza de su cara redonda. Los sucedáneos no están hechos para las estrellas ni tampoco para los astros. Son únicos e irrepetibles. Los pentagramas de estrellas se escriben cada noche sobre el mar y quizás en su recorrido no haya ni un solo punto de luz que se sustraiga a la mágica sinfonía de su mensaje.

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