Después de una noche de esplendor y con todos los ojos del mundo pegados a su enorme cara blanca, la «superluna» de noviembre decide marchar de crucero. Esta noche ha subido al enorme trasatlántico AIDA y tomando rumbo desconocido se ha despedido de nosotros hasta un próximo encuentro. Desde la Terminal de Cruceros del puerto de Santa Cruz de Tenerife pasamos página a esta historia. Buenas noches y feliz viaje.