Cada persona se traza unos objetivos en la vida según quiera ser feliz o no. Recorrer el mundo y descubrir nuevos paraísos es una aventura que muy pocos consiguen llevar a cabo. Hace falta decisión y mucho arrojo para saber sondear y estructurar ese viaje y encontrar asimismo los lugares donde fondear el barco. Hace unos día vivimos en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife un encuentro de barcos veleros de todo el mundo. Preciosos diseños de última generación que nos acompañaron durante un paseo por la dársena pesquera del muelle. Pero de entre todo hubo uno que me llamó poderosamente la atención. Esta casa sobre el mar, donde las macetas de flores decoraban sus pasillos y donde la tenue luz de la tarde enmarcaba un bonito velero de los que muy pocos pueden hacer orgullo de ello.