«Nuestra casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de la felicidad»
Vivimos tan absortos en nuestros problemas cotidianos que apenas vemos los lugares por donde pasamos a diario. Calle de San Agustín en la ciudad de los Adelantados no reserva ese espacio donde nos podemos recrear por unos instantes de esta preciosa casa. Con su jardín y con su fuente y también con esa estatua graciosa y recurrente del niño sobre un ave. Rojo sobre blanco. Pureza y buen hacer desde el cariño de quienes la habitan. Si es tan bello viajar por el mundo y conocer a nuevas personas y lugares aprendiendo en uno mismo todo lo que se observado, cuan bello es también, llegado el día, regresar a casa. Nuestra casa es nuestro castillo y nuestro espejo porque de ella podremos dar la imagen de quienes realmente somos.