La soledad tiene sentido, pero no el aislamiento. Puede pasar de una auténtica amenaza a un sentir aquietado igual que cuando el mar se vuelve en calma. El sentimiento de soledad es una emoción que en el hombre aparece  para protegerle. Pero el aislamiento, tanto en el hombre como en los animales, ha sido la antesala de la muerte. Nadie puede vivir lejos del mundo, de los demás seres vivos. Erradicar significa matar a dosis algo que no queremos que vuelva a cercarse. Bien por miedo o por remordimientos.  Se halla tan lejos de esa soledad beneficiosa que todos los humanos en algún momento necesitamos para reinventarnos y para reafirmarnos en nosotros mismos, en nuestras ideas y en nuestras decisiones. La soledad nos tiende la mano a cada momento pero no la entendemos. No comprendemos su leguaje y en ocasiones se nos hace imposible encontrarnos a nosotros mismos. A veces tratamos de ir a buscarla a lugares lejanos, pero ella está ahí, a nuestro lado. «Jamás hallé compañera más sociable que la soledad»   de Henry David Thoureau.