Ausencia de movimiento. La calma silenciosa de la vida resbala como un lamido del agua el agua. En su transcurrir silencioso. «Todo pasa, así debemos considerar este mundo pasajero. Como una burbuja en un arroyo, un relámpago en una nubee de verano, una lámpara que parpadea, un fantasma, un sueño» (Buddha)
Para encontrar esa quietud tenemos que pasar por nuestra propia puerta. Estamos siempre llenos de tecnicismos y supersticiones y eso no nos proporciona la quietud necesaria para dar un sentido a nuestra vida. Preguntémonos por un instante de donde vienen nuestros pensamientos. El silencio es ese espacio donde reside nuestra conciencia, donde el mundo no manifestado toma forma para manifestarse. El equivalente del silencio externo es el silencio interno y la quietud es la única cosa de este mundo que no tiene forma. Cuando perdemos el contacto con esa quietud interior perdemos el contacto con nosotros mismos.
«Ahora miremos el agua de ese estanque y dejemos que nuestra conciencia descanse sobre ella»