Decía Shakespeare: «El hombre está hecho de la misma pasta que están hechos los sueños» El hombre se hace ya que no hay esencia que preceda al existir y convencerse de que nada puede salvarlo de llegar a ser él mismo. ¿Llegaremos algún día a convencernos de que somos capaces de conseguir lo que nos propongamos? Muchos tildan a esos aventureros de las causas difíciles de locos atrevidos, pero en realidad tienen las neuronas mejor establecidas a veces que las nuestras. La imaginación nos puede llevar a lugares inauditos por la sola cuestión de que nadie antes lo ha logrado. ¿Dónde estaríamos ahora si Julio Verne no hubiese idealizado los viajes al fondo del mar, o Cristóbal Colón se hubiera arrepentido de zarpar en busca del nuevo mundo? Atreverse es vivir en todos los sentidos. Mañana no sabemos si tendremos la misma suerte que ahora. No distraigamos nuestros sueños por las conjeturas de otros que no se atreven a dar el primer paso. Necesitamos una reforma, tanto a nivel personal, como mundial. En la vorágine de esta sociedad moderna los individuos tienden a sentirse más aislados y solitarios y esto les obliga a buscar paliativos que les permitan superar el sentimiento de inseguridad por la falta de decisión y sobre todo la ausencia de imaginación. ««El hombre es el porvenir del hombre» (Sartre). Los fracasos son productivos. Y es que la vida es una infancia aderezada con todo tipo de salsas.