Estamos habituados a diseñar un futuro de papel que no sabemos a ciencia cierta si logramos tener algún día. Nos aferramos a las posesiones creyendo estar muy seguros a medida que transcurran los años. Pero el tiempo no pide permiso, sucede y nada más. A veces evitamos vivir momentos maravillosos por la mera cuestión del «mañana lo haré» y no hay nada más dañino que esta conclusión. Todo tiene su momento y si podemos hacerlo ¡adelante! porque no volverá a pasar el tren por el mismo lugar. La libertad es algo que creamos nosotros mismos de minuto en minuto de nuestras vidas. La libertad de hoy no será la misma que teníamos ayer y por consiguiente la que creemos construir para el mañana no existe. Podemos fabricar las herramientas necesarias que nos producen estabilidad, seguridad, bienestar pero lo que no podemos es hacer lo que está por venir. Nadie lo sabe ni tampoco nadie lo conoce, solamente podemos disfrutar de ello nosotros mismos en este instante. Lo que llegará si lo hacemos desde el hoy quedará marchito y seco porque el tiempo no pide permiso, solo avanza y nosotros con él.