Van presurosos los pingüinos hasta la mano que les da el alimentos. Uno contempla la escena pensándose bien sin ir o recrearse con esa maravilla. No podemos ni imaginas cuantas escenas como estas sucumben a nuestra mirada o nuestro objetivo para rescatar ese idílico momento que no todos los días se nos muestra. La naturaleza es muy sabia y merece su respeto en todos los ámbitos. Nuestro deber es respetar lo que en cada instante se escribe frente a nosotros. Imagen: Oceanográfic de la Ciudad de las Artes y la Ciencia de Valencia.